Suspendida. Mis pies no tocan el fondo ni mi espalda roza la superficie. Todavía. En medio.
Yo saqué a mi propio hijo de debajo de la rueda del camión y lo arrastré hasta un lugar seguro. No se oía nada. Como ahora. El me miraba inmóvil con sus ojos cristalinos y yo lo acunaba, lacio, duérmete niño. Le acaricié la cara y los labios entreabiertos con un dedo. Me di cuenta de que no había hecho eso desde que era un bebé. Y ahora, otra vez ese terciopelo, de mi niño atropellado. Mi niño.
Cuando me lo arrebataron de los brazos y se lo llevaron en la ambulancia se desplomó sobre mí todo el sonido del universo concentrado en un segundo. La cola de Moby Dick emergió por sorpresa y partió en dos el Pequod. Alguien me ofreció un vaso de agua, pero en realidad era una esponja empapada en vinagre.
Ayer por la tarde subí al desván y abrí una puerta. Quería abrir la ventanita que da al naranjo para aspirar el aroma del azahar. Pero abrí la puerta de un armario destartalado lleno de ropa vieja. Abrí el armario en lugar de la ventana porque no veo. Porque no sé ya.
No ha muerto nadie. Mi niño suave y pequeño juega con su pelota y tú lo cuidas. Cuídalo bien. Yo no sé cuidar.
Imagino que escucho el aire entrar y salir rítmicamente de mis pulmones, pero eso ya no puede ser. Estoy sumergida y suspendida. Nadie me va a sacar de aquí porque nadie sabe que estoy aquí, y queda muy poco tiempo.
Yo saqué a mi propio hijo de debajo de la rueda del camión y lo arrastré hasta un lugar seguro. No se oía nada. Como ahora. El me miraba inmóvil con sus ojos cristalinos y yo lo acunaba, lacio, duérmete niño. Le acaricié la cara y los labios entreabiertos con un dedo. Me di cuenta de que no había hecho eso desde que era un bebé. Y ahora, otra vez ese terciopelo, de mi niño atropellado. Mi niño.
Cuando me lo arrebataron de los brazos y se lo llevaron en la ambulancia se desplomó sobre mí todo el sonido del universo concentrado en un segundo. La cola de Moby Dick emergió por sorpresa y partió en dos el Pequod. Alguien me ofreció un vaso de agua, pero en realidad era una esponja empapada en vinagre.
Ayer por la tarde subí al desván y abrí una puerta. Quería abrir la ventanita que da al naranjo para aspirar el aroma del azahar. Pero abrí la puerta de un armario destartalado lleno de ropa vieja. Abrí el armario en lugar de la ventana porque no veo. Porque no sé ya.
No ha muerto nadie. Mi niño suave y pequeño juega con su pelota y tú lo cuidas. Cuídalo bien. Yo no sé cuidar.
Imagino que escucho el aire entrar y salir rítmicamente de mis pulmones, pero eso ya no puede ser. Estoy sumergida y suspendida. Nadie me va a sacar de aquí porque nadie sabe que estoy aquí, y queda muy poco tiempo.
Dolor
ResponderEliminarTime to forget.
ResponderEliminarTime to go ahead.
Time to be naughty.
Emotivo relato que llega y conmueve.Justine ha recuperado su pulso,aunque ahora habla más con las tripas la calidad literaria no ha perdido un ápice.Cada día va a ser mejor por la carga afectiva que trasluce.Enhorabueno,tus admiradores no te han olvidado.
ResponderEliminarDicen que no hay nada peor que la propia muerte pero no estoy de acuerdo. Existe un estado intermedio y dramático de no aceptación, de no evolución en el que una dimite del ser y añora el no ser. Nos ancla al pasado y lastra todo lo que ha de venir. Por eso, fuera lo que fuese, ya pasó y hay que dejarlo ir...
ResponderEliminarGracias a los cuatro. Bienvenida, Maria Luisa.
ResponderEliminarDaimon, ¿dónde andas?
¿Dónde estoy? ¿No te das cuenta de que soy el amo del calabozo,que te tengo encerrada en ese zulo,suspendida,sin que nada ni nadie te roce.
ResponderEliminarMañana pasaré a verte y te martirizaré más,veo que todavía aguantas.
Lo de tu niño fuí yo, y lo voloveré a hacer a menos de que te arrastres, me supliques,hagas todo lo que yo quiera,esto es sólo el comienzo,pude haberlo matado,pero habría sido demasiado sencillo y tú ya tendrías mucho menos que perder y que darme...
ResponderEliminarVolveré pronto.
Siempre vuelves. Pero cada vez te cuesta más. Ya te voy conociendo...
ResponderEliminarVolveré cuando menos lo esperes,te pillaré desprevenida
ResponderEliminarHay un estadio intermedio, donde no estás pero tampoco te has ido, una especie de limbo???Por un lado, algo te sujeta y por otro lado te tiran.Lo siento pero yo me voy.
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