¿Qué hago aquí?, ¿qué coño hago yo aquí?. Estoy escuchándote, pero yo no he venido a verte. Jamás habría pagado una entrada para verte. No te conozco, no me caes bien. No te he preguntado nada y estoy aquí escuchándote autoproclamarte. No me interesa tu vida regalada. No me la cuentes. Me exaspera tu estrafalario aspecto, esa pinta tan teatral, me irritan tus babas. Es increíble que ninguno de los que estamos aquí te haya tapado aún la boca. Alguno de vosotros, sí vosotros, aún os reís con sus estupideces. Os reís de él, ¿verdad?, o quizá de vosotros mismos por no ser capaces de acabar con esto. Dios mío, nadie te ha preguntado nada, ¿por qué hablas?. Me da asco la mirada obscena y descarada que dedicas a las mujeres. Eres un machista oscuro y maloliente. Desprecias a los que no te admiran, pero también a los que te admiran. Estás podrido. ¿Por qué cierras los ojos cada vez que dices “yo”?. En una de estas pausas narcisistas te voy a vaciar el cargador del revólver entre ceja y ceja. Voy a ver esparcirse los trozos gelatinosos y sanguinolentos de tu patético cerebro por la terraza. Congelaré ese gesto de deleite en ti mismo. Moriras en un YO. Vas a morir detenido en ti mismo. Y yo te habré matado.
- ¿Y usted no va a decir nada, abuela?
- Si, joven, claro que sí, ¡Es usted un soplapollas!. Buenas tardes.
- ¿Y usted no va a decir nada, abuela?
- Si, joven, claro que sí, ¡Es usted un soplapollas!. Buenas tardes.
Rotundo y tarantinesco, me gusta.
ResponderEliminarMeredith
¿Qué dices?Has venido tú sóla, nadie te ha llamado, no quieras encubrir tus deseos reprimidos, tus pensamientos turbios,tu sexualidad pervertida, sabes a qué me refiero, a esas obscenidades que me susurras en el ascensor de tu casa , de nuestra casa. Te haces la encontradiza cada vez que entro y salgo.¿A qué viene todo esto, a que me has visto con otra? Lo tuyo es un arrebato de mujer despechada.
ResponderEliminarY yo soy tu marido, idiota...
Bien, muñeca, por fin te has dado cuenta que eres una protagonista y has dejado de ser una de las amigas de la chica
ResponderEliminarGracias a los tres. Daimon, tú no eres Daimon, eres Caronte.
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