Punto nº 2: se trata de una experiencia en capas.
De entrada gozamos en una primera capa en la que uno contacta con la obra, o la obra contacta con uno. Manda mucho la obra aquí. Es un momento binario: si-no, de retina, de oído, de respuestas primitivas.
A continuación, un paso hacia afuera, otra capa y empieza el baile de los símbolos, de las evocaciones. Esta segunda es multidimensional y aquí toma el mando la mirada del observador. Desde ahí uno ve lo que quiere y lo que puede, y ya no responden tanto las vísceras como las propias estructuras de emociones y valores. En esta capa el disfrute es más sofisticado, más perdurable, y aquí la experiencia de la belleza se integra en uno y se enreda en los hilos intrincados del placer.
Y existe una tercera capa en la contemplación de una obra. Es un nivel al que muchos renuncian. Yo no. En él, uno viene a contactar con la experiencia de gozo del creador. Entender los motivos, los puntos de partida, las dudas del autor. Tratar de entender qué busca, que quiere y cómo lo hace. No me interesa nada conectar con el perverso ni con el envidioso. Me muero, en cambio, por que me salpique el pincel de un artista que está lleno de ganas y de proyecto. El disfrute que contagia, la pasión por la vida y desde qué perspectiva. Eso que está detrás de la obra también lo quiero. Esa otra capa. El autor vive en mi época o no, pero quiero saber qué le gusta, por qué ha hecho eso así. Quiero saber todo eso, y si no puedo me lo invento. No renuncio a disfrutar de ese fenómeno que es el deseo y el placer del creador.
Todo esto es teoría y a lo mejor no me explico bien. Existe una fotografía que siento que ilustra esta experiencia en tres capas desde el momento en que la vi, hace ya tiempo. La autora es una fotógrafa amiga, Pepa González. Esta es la foto. Se titula Keep playing.
Todo esto es teoría y a lo mejor no me explico bien. Existe una fotografía que siento que ilustra esta experiencia en tres capas desde el momento en que la vi, hace ya tiempo. La autora es una fotógrafa amiga, Pepa González. Esta es la foto. Se titula Keep playing.
¿Qué ves tú?
En mi primer contacto yo siento que me interno en una nebulosa de armonía plástica. Un arco iris de grises cede el protagonismo a una escena delicada y silenciosa. Es una caricia con una pluma. En seguida salto de capa y siento que empiezan a abrirse capullos, uno tras otro. Blop, blop, blop. La autora ha recreado una hermosa imagen de vida, y para ello ha empleado elementos antitéticos: el viejo, los grises, la quietud. Dónde está la vida, pues. La vida está en las ganas del viejo, que se ha despojado de todo lo accesorio y se ha quedado con el deseo de disfrutar, con sus ganas de pintar aves. Así lo ha hecho Pepa, ¿no es eso ser un artista?, ¿eso qué es?. La autora ha visto la vida en el viejo y sabe que la vida se abre camino sola; por eso le quita el color a la foto y acomoda al viejo en un lado de la escena. ¿Era eso?. Ella hace su ofrenda, que sea la mirada del observador la que vea, si quiere, si puede. ¿Qué habéis visto vosotros?. Tocada, estoy profundamente tocada. Y salto hacia fuera. En la tercera capa, añadiendo un plus de placer, la fotógrafa. Yo no la vi, pero puedo imaginarme a Pepa escondida detrás de unos arbustos, primero decidiendo detrás de qué arbustos, decidiendo sobre la luz, sobre el color. Me puedo imaginar la intensidad de ese momento suyo y yo quiero esa intensidad de su momento adherida a mi contemplación de la foto. Si alguien no la quiere no es asunto mío. No sé si me explico…
Buried. Un contratista americano en el Irak de la posguerra se despierta maniatado y amordazado en el interior de un ataúd. Enterrado. Otra experiencia, en capas. Esta vez es una película. En lo más profundo, la angustia. Un retrato exhaustivo de la experiencia vital más aterradora. La negación. La lucha. La desesperación. El horror. La potencia de este impacto es irresistible. Imposible.
Hay más. Una capa más afuera. El director no emplea más medios que un único actor encerrado en un cajón de madera con un teléfono móvil y un Zippo durante todo el metraje. Pero otra vez menos vuelve a ser más. A través del desgraciado contratista y en esta escena única el director nos planta en la cara el sufrimiento de los que soportan la contienda: el pueblo iraquí y los ingenuos buscadores de oro americanos del siglo XXI. Nos enfrenta a la mezquindad de los gobiernos y a la bajeza moral del ser humano, que es capaz de permanecer insensible al dolor de sus hermanos. Magistralmente, con un actor encerrado en un tosco ataúd, el director nos pasea por un escaparate del horror que los hombres somos capaces de provocar, y tolerar.
Buried. Un contratista americano en el Irak de la posguerra se despierta maniatado y amordazado en el interior de un ataúd. Enterrado. Otra experiencia, en capas. Esta vez es una película. En lo más profundo, la angustia. Un retrato exhaustivo de la experiencia vital más aterradora. La negación. La lucha. La desesperación. El horror. La potencia de este impacto es irresistible. Imposible.
Hay más. Una capa más afuera. El director no emplea más medios que un único actor encerrado en un cajón de madera con un teléfono móvil y un Zippo durante todo el metraje. Pero otra vez menos vuelve a ser más. A través del desgraciado contratista y en esta escena única el director nos planta en la cara el sufrimiento de los que soportan la contienda: el pueblo iraquí y los ingenuos buscadores de oro americanos del siglo XXI. Nos enfrenta a la mezquindad de los gobiernos y a la bajeza moral del ser humano, que es capaz de permanecer insensible al dolor de sus hermanos. Magistralmente, con un actor encerrado en un tosco ataúd, el director nos pasea por un escaparate del horror que los hombres somos capaces de provocar, y tolerar.
Por supuesto que me quedo impactada después de la película. Aún estoy helada. Pero necesito más. No he terminado. Quiero una capa más. ¿Quién es ese director?, ¿Por qué ha hecho eso?, ¿Qué quiere?. Rodrigo Cortés es un joven director salmantino y Buried es su segundo largometraje. Y él mismo se explica: “No se me ocurren mejores razones para querer hacer algo que el hecho de que sea imposible, insensato y poco recomendable. La posibilidad de pisar donde no se ha pisado antes genera vértigo, pero basta con no mirar hacia abajo..Para mí la obsesión principal es la libertad creativa, poder trabajar con absoluta autonomía creativa y saber que las decisiones que consideras las mejores no tienen que ser ni consensuadas ni debatidas ni votadas", ¿Pero no estaba usted asustado de que toda la película transcurriera en una caja? ¿No pensó en hacer pequeñas trampas como incluir flash-backs?
“Nunca, porque hubiera estropeado el reto. El experimento saldría bien o mal, pero no íbamos a salir de la caja. En cualquier caso, viendo las películas de Alfed Hitchcock había aprendido que no importa ni el tiempo real, ni el espacio real, sino que lo verdaderamente importante es el tiempo y el espacio fílmico. Aunque yo fuera a hacer la locura de rodar una película entera en una caja, eso no estaba reñido con la idea de que la película tuviera una intensidad enorme, y fuera toda una experiencia llena de tensión. Un buen director lo conseguiría”.
“Nunca, porque hubiera estropeado el reto. El experimento saldría bien o mal, pero no íbamos a salir de la caja. En cualquier caso, viendo las películas de Alfed Hitchcock había aprendido que no importa ni el tiempo real, ni el espacio real, sino que lo verdaderamente importante es el tiempo y el espacio fílmico. Aunque yo fuera a hacer la locura de rodar una película entera en una caja, eso no estaba reñido con la idea de que la película tuviera una intensidad enorme, y fuera toda una experiencia llena de tensión. Un buen director lo conseguiría”.
Su pasión, sus ganas, su locura. Miradle los ojos, las manos. La tercera capa.
Uff, no sé qué decir. Ese hombre tenía las manos llenas, como le pasa a Rodrigo. Las manos llenas. Yo también tengo la suerte de andar con ganas. Esto no ha hecho más que empezar!!.
ResponderEliminarGracias Justine, esto es un regalazo!!.
En hora buena, has descubierto las tres capas:la percepción, la emoción y la razón.
ResponderEliminarAún hay otras dos capas.las costumbres subterráneas por abajo y las opiniones supercelestes por encima.
ResponderEliminarPara que un blog funcione no hay que tener amigos- aunque nunca está de más, tener incondicionales, hay que tener aliados( enemigos potenciales)fuertes.
ResponderEliminarEn La Obra maestra desconocida de Balzac, la búsqueda de lo absoluto conduce a la destrucción de la propia búsqueda. O a la destrucción de la belleza encarnada en el que la busca sobre todas las cosas. Lo hizo Zola en La obra, Buero Vallejo en Las Meninas de Velázquez, Pierre Michon primero en Sirvientes y luego en Los Once,Félix de Azúa en Autobiografía sin vida.
ResponderEliminarAl final la conclusión es que al analizar estos temas, la belleza de la obra de arte,EL ARTE PARECE EXPLICARNOS MAS COSAS SOBRE NOSOTROS(O SOBRE NUESTRO YO) QUE NOSOTROS SOBRE EL ARTE.
Pero si te sigue interesando el tema hazte con
"La luz es mas antigua que el amor" de Ricardo Menéndez Salmón . Seix Barral. Barcelona 2010.que es lo más parecido a un Tratado sobre la belleza.