Me encuentro esta imagen en Internet. Sublime, increíble. Inmediatamente pienso en el autor de la foto. ¿Quién hace una radiografía a una rosa?, ¿qué busca?. No cuelga la radiografía de unas tijeras, o de una pelota. De una rosa. Por otra parte, no fotografía la rosa en su rosal, o en el jarrón. Y probablemente lo habría hecho bien. Toma la rosa, la coloca sobre el chasis de rayos X y la ametralla de electrones. Eso no es materializar la belleza, eso es una pregunta. ¿Dime, de qué estás hecha?. Se me antoja, y esto es cosa mía, que el autor es un joven artista que está buscando el esqueleto de la belleza, la esencia misma. Quiere saber qué hay debajo, cómo se hace, quiere crear y busca claves. Creo que el joven se ha colado en el teatro y se ha escondido entre los pliegues del telón para descubrir el truco del mago.
La respuesta es un chasco, o no. En las entrañas atómicas de la rosa no hay un esqueleto, hay otra rosa. Más sutil, más delicada, evocando un perfume diferente, pero otra rosa. En las entrañas de la belleza no hay más que…belleza
Para saber más sobre la belleza, quizá en vez de disecar una rosa podría haberla mostrado a diferentes observadores. Probablemente habría constatado lo que algunos ya sabemos: que la belleza no reside en el objeto sino que nace del observador. Que la belleza no es una cualidad, no es una idea (no me jodas Platón), la belleza es una experiencia. Y si no, decidme, ¿os parece bella la foto?, ¿a todos?.
Además, la belleza como experiencia tiene mucho que ver con la propensión al goce del observador. Y claro, esto puede poner en entredicho el papel del artista como ente productor de belleza. El artista desea producir un impacto positivo en su público, pero se mueve en un océano de incertidumbre. Pobre Van Gogh.
Sólo hay un camino para el artista, que es el mismo que para el resto. La belleza como experiencia creativa, o como experiencia emocional o sensorial es el único bálsamo capaz de hacernos más llevadero el tránsito por la vida. No lo es el éxito, no el poder, no....La única opción es rodearse de belleza, vivir la belleza, gozar. No hay otra. Y el artista trabaja en torno a la belleza. No está mal. Y, aviso a navegantes, tendemos a disfrutar lo que otros han disfrutado. La experiencia de la belleza en otros es contagiosa y se extiende en tres dimensiones, como el hongo de la bomba atómica. El artista que goza, invita. Como el deportista que goza, como el científico que goza. El artista que regala, que construye, que ofrece, el hombre generoso que comparte, ese es recompensado. No el artista que atrapa, que crea hacia adentro. Sí el que prueba, el que mezcla, el que juega, el que intercambia con los demás. Como en la vida, no, el que vive hacia adentro; sí, el que vive hacia afuera. Las abejas vuelan esparciendo vida en su viaje caótico de flor en flor. Así el artista. Así el fotógrafo anónimo que en su búsqueda de claves nos deja un maravilloso quantum de belleza en esta radiografía de la rosa.
E insisto, la belleza es el único bálsamo. Llámalo arte, llámalo amor, me da igual. Al fin y al cabo, ¿qué le regala el joven enamorado a su amada?, una rosa.
La respuesta es un chasco, o no. En las entrañas atómicas de la rosa no hay un esqueleto, hay otra rosa. Más sutil, más delicada, evocando un perfume diferente, pero otra rosa. En las entrañas de la belleza no hay más que…belleza
Para saber más sobre la belleza, quizá en vez de disecar una rosa podría haberla mostrado a diferentes observadores. Probablemente habría constatado lo que algunos ya sabemos: que la belleza no reside en el objeto sino que nace del observador. Que la belleza no es una cualidad, no es una idea (no me jodas Platón), la belleza es una experiencia. Y si no, decidme, ¿os parece bella la foto?, ¿a todos?.
Además, la belleza como experiencia tiene mucho que ver con la propensión al goce del observador. Y claro, esto puede poner en entredicho el papel del artista como ente productor de belleza. El artista desea producir un impacto positivo en su público, pero se mueve en un océano de incertidumbre. Pobre Van Gogh.
Sólo hay un camino para el artista, que es el mismo que para el resto. La belleza como experiencia creativa, o como experiencia emocional o sensorial es el único bálsamo capaz de hacernos más llevadero el tránsito por la vida. No lo es el éxito, no el poder, no....La única opción es rodearse de belleza, vivir la belleza, gozar. No hay otra. Y el artista trabaja en torno a la belleza. No está mal. Y, aviso a navegantes, tendemos a disfrutar lo que otros han disfrutado. La experiencia de la belleza en otros es contagiosa y se extiende en tres dimensiones, como el hongo de la bomba atómica. El artista que goza, invita. Como el deportista que goza, como el científico que goza. El artista que regala, que construye, que ofrece, el hombre generoso que comparte, ese es recompensado. No el artista que atrapa, que crea hacia adentro. Sí el que prueba, el que mezcla, el que juega, el que intercambia con los demás. Como en la vida, no, el que vive hacia adentro; sí, el que vive hacia afuera. Las abejas vuelan esparciendo vida en su viaje caótico de flor en flor. Así el artista. Así el fotógrafo anónimo que en su búsqueda de claves nos deja un maravilloso quantum de belleza en esta radiografía de la rosa.
E insisto, la belleza es el único bálsamo. Llámalo arte, llámalo amor, me da igual. Al fin y al cabo, ¿qué le regala el joven enamorado a su amada?, una rosa.
bella, pero me gusta mucho más -si cabe- en negativo
ResponderEliminarla belleza lo es - o se puede encontrar- hasta cuando se mira "al reves"
La rosa me atrae, su esqueleto me deja frío, reconozco que es armónico, pero el color y la textura y el aire fresco y sutil y frágil no lo tiene.Me gusta Carla Bruni pero su esqueleto, que supondo será exquisito en su modelado no merecería más que una mirada de soslayo.La belleza es el primer factor que atrae en la relación amorosa según los clásicos,pero sus efectos son pasajeros, como el que se compra una casa sólo por las vistas, cansa...Es la afectividad que rodee o no la belleza lo que le da magnificencia, calidez y un punto de imperfección la hace más atractiva. Si la belleza no emociona se queda en un simple goce estético. Esa rosa es como una belleza operada, tras quitarse prótesis para acostarse.
ResponderEliminarCon razón dijo el poeta:" no la toques ya más/ que así es la rosa"
Nada más melancólico que una belleza ajada.La belleza hay que alquilarla, porque es efímera y si la belleza se alía a la maldad es peligrosísima.
ResponderEliminarAy los cánones de belleza: el ideal de belleza del sapo es la sapa.Pobres bellezas de Rubens hoy vilipendiadas, tachadas de focas,desterradas de la moda, judías errantes en busca de talla.La belleza está hecha para que no se extiga la especie,porque hay atracción por procrear en la belleza, pero su efecto dura el tiempo de la procreación mas la crianza: tres años. A los tres años esa belleza ya no te conmueve, es como el trocito de mar que ves desde la casa de la playa, joder, siempre el mismo...
Para crear belleza es condición necesaria el talento (que a tí te sobra), pero no es condición suficiente. Hay que unirlo a la sensibilidad para apreciarla y en eso
ResponderEliminareres única, es un don que el Universo te ha dado y que apenas reparte.
Ya nos decían Christina Rosenvinge y Nacho Vegas: noooooo pierdes lo que das...............
ResponderEliminarMuchas gracias, amigos.
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