lunes, 1 de noviembre de 2010

LA PUERTA

Si una puerta esta abierta del todo es que los dos lados son un mismo espacio. Si está cerrada es que son mundos independientes. Pero si una puerta está entreabierta es que están ocurriendo cosas a ambos lados. Y esas cosas tienen que ver.

Me encantan las puertas entornadas.

Esta tarde estaba tumbada en el sofá con la mantita viendo una película. Los demás en sus cosas. Las puertas entreabiertas. No sé cuánto tiempo llevaba ahí, pero en un cambio de postura sobre el cojín he visto la cabeza del gato de Cheshire que me miraba desde la puerta entornada del dormitorio.

- ¡Hola!
- Hola, estás muy guapa.

Me pregunto por qué ha aparecido esta vez al otro lado de una puerta entreabierta. Normalmente se materializa delante de mí. Se deja ver. Se me regala. Hoy no. Hoy miraba desde no sé cuándo, y a distancia, desde el otro lado. Le hice un hueco a mis pies en el sofá.

- ¿Te apetece?, ven.
- No, no.

Esa distancia me ha dado frío. Me miraba serio, triste, con el pelo mate y los bigotes flácidos. Yo he esperado un poco más y me ha preguntado

- ¿Has visto a Alicia?
- Sí, ayer la vi.
- ¿Está contenta?
- Muy contenta.
- Hum.

Se ha quedado quieto por un instante y se ha ido hacia dentro del dormitorio. A mí se me han saltado las lágrimas y me he levantado tras él. Al empujar la puerta de la habitación lo he visto recostado en una esquina de mi cama, con la cara apoyada sobre las manos, mirando por la ventana. Ha girado la cabeza al oírme, me ha mirado con ojos de cristal y se ha desvanecido.

No sé qué le pasa al gatito de Cheshire


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