domingo, 14 de noviembre de 2010

TARJETA ROJA

El muchachito entra a la cancha de tenis y su monitor está hablando con otra persona. Mira el carro de las bolas y no se decide, se queda quieto sin decir nada. Esperando instrucciones. Al momento llega otro muchachito que ve al monitor en lo suyo, saluda al niño nº 1, coge un par de bolas del carro y le dice, venga, vamos a pelotear. Y pelotean.

Al día siguiente el muchachito nº1 juega un partido de fútbol de la liguilla de colegios de la ciudad. Desde el minuto 1 lo marca a muerte el nº 8 contrario. El entrenador de los otros se fijó en el muchachito en los calentamientos previos y no tuvo dudas, le dijo al 8, el 6 que no la toque. El 8 se come al 6. Lo abraza, lo sujeta de la camiseta, y el 6 no juega, trata de zafarse, a veces se escapa pero no. Nada. Alguna vez mira a las gradas buscando a su padre. El árbitro no se entera y en una de esas el 6 le pega un empujón al 8 y se escapa. Gol. En la siguiente jugada, otro empujón, al suelo. Gol. Tercera ocasión, guantazo. El árbitro lo ve. Roja. “¡Me da igual! ¡A la mierda!"

“Los entornos seguros no favorecen el proceso de la vida”. Como lo oyen.

Al parecer, desde más de cien años antes hasta la extinción de los dinosaurios sólo existían unas pocas especies de mamíferos. En un medio ambiente estable la selección natural se enlentece, las especies están suficientemente adaptadas y no se producen los cambios externos que condicionan la supervivencia del fuerte y la eliminación del débil. A partir de ese momento, teóricamente cataclísmico, en que se extinguen los dinosaurios y hasta nuestros días, con unas condiciones ambientales nuevas, se dispara el fenómeno evolutivo y surgen las casi cinco mil especies que se cuentan en la actualidad. Surgen más. No sabemos cuántas se han podido quedar en el camino. Esa es la otra cara de la moneda. Hay que asumir riesgos y pérdidas.

4 comentarios:

  1. Los cambios se están produciendo en todo momento en los seres vivos. Es el entorno el que hace que la misma mutación sea una ventaja evolutiva o una tara, pero es evidente que sin cambios no hay evolución y sin evolución llega la extinción como ser y como especie.

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  2. Gracias por la puntualización, Osonando.

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  3. Resulta cusioso como nuestra propia evolución que nos permite adaptar el entorno a nuestras necesidades y no al contrario, es la que nos está permitiendo destruir casi todo. Al final, somos un virus destructivo del organismo que nos acoge. ¿acertó la evolución?

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  4. En realidad el hombre no destruye, promueve cambios en el entorno que sorprendentemente no parecen destinados a favorecer su supervivencia. Y lo hace en una performance caótica, más de lo que cabría esperar dada la ganancia evolutiva de la conciencia y la inteligencia. La evolución no acierta ni se equivoca, simplemente ocurre. Muchas gracias, Luis, por el comentario tan estimulante.

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