-¡Ven, ven, deja de bailar, siéntate!.
-¡Ja ja ja ja, los pintores sois gente tan divertida!, ¡Ahh!, ¿me vas a pintar?, ¡Sí, sí, píntame!, ¡saca lo mejor de mí, querido pintor!. ¡Píntame hermosa para que encuentre un marido rico que me saque de Montmartre!. ¡Sí, déjame que pose para ti, eres tú mi artista preferido!
La joven está acalorada porque ha estado bebiendo y bailando con los pintores en la taberna. Está agotada, de reír, de dejarse querer de mesa en mesa. Es primavera y florecen los tiestos en las ventanas. Es muy joven y muy bella, pero su padre ya no se opone a que festeje con los pintores porque algunos de ellos están vendiendo muchos cuadros y ya están en boca de todo París.
- Ah, impresionistas, estáis todos locos. No os quiere nadie, pero yo os adoro. Déjame que me ponga el sombrero. ¡Píntame como pintas a esas damas!
- Tú eres más linda querida niña. Tú eres la vida.
Pierre-Auguste mira a la joven y ve un enorme seno materno rebosante de leche. Y se abren los capullos del pequeño bouquet que adorna el sombrerito, y de entre ese mar de faldas azules emerge también azul un gatito al que todos conocemos. Ah, mi pequeño gato de Cheshire feliz, dormido, de vuelta en el regazo en el que nunca estuvo…
-¡Ja ja ja ja, los pintores sois gente tan divertida!, ¡Ahh!, ¿me vas a pintar?, ¡Sí, sí, píntame!, ¡saca lo mejor de mí, querido pintor!. ¡Píntame hermosa para que encuentre un marido rico que me saque de Montmartre!. ¡Sí, déjame que pose para ti, eres tú mi artista preferido!
La joven está acalorada porque ha estado bebiendo y bailando con los pintores en la taberna. Está agotada, de reír, de dejarse querer de mesa en mesa. Es primavera y florecen los tiestos en las ventanas. Es muy joven y muy bella, pero su padre ya no se opone a que festeje con los pintores porque algunos de ellos están vendiendo muchos cuadros y ya están en boca de todo París.
- Ah, impresionistas, estáis todos locos. No os quiere nadie, pero yo os adoro. Déjame que me ponga el sombrero. ¡Píntame como pintas a esas damas!
- Tú eres más linda querida niña. Tú eres la vida.
Pierre-Auguste mira a la joven y ve un enorme seno materno rebosante de leche. Y se abren los capullos del pequeño bouquet que adorna el sombrerito, y de entre ese mar de faldas azules emerge también azul un gatito al que todos conocemos. Ah, mi pequeño gato de Cheshire feliz, dormido, de vuelta en el regazo en el que nunca estuvo…
de vuelta en el regazo en el que nunca estuvo y del que nunca volvió a separarse
ResponderEliminarBueno, eso nunca se sabe...
ResponderEliminarA los gatos les falta inteligencia social.
ResponderEliminarA éste, no.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la metáfora del seno materno. Qué hermoso, Justine.
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